¡Hola!, soy Kenia Vásquez.

 

Para avanzar en mi camino, destruí las palabras productividad, estoy abrumada, abandoné la culpa del no hacer lo suficiente e identifiqué mis distracciones, aprendí que se trata de ELEGIR cuál es tu prioridad, tomar las pausas necesarias y construir la vida que deseas, pero paso a paso, quiero que ocupes tu agenda con lo que verdaderamente te hace feliz, llegar aquí me costó vencerme a mi misma y hoy guío a mujeres decididas a avanzar a eliminar estos sistemas y co-crear su negocio.

Soy la resiliencia hecha persona, mi vida siempre estuvo bajo fuego…

 

Nunca pensé en el poder que tenía mi historia, hasta que empecé a contar pequeños trozos a personas que no formaban parte de mi círculo cercano, hasta que me dijeron “debes escribir un libro” y creo que esto también te puede pasar, sentir que eres una persona común, sin nada de valor y mucho menos nada interesante que aportar a otros, te cuento que estás en el mismo error que yo estuve.

 

En la búsqueda de validación eterna...

Nos insertan tantas dudas, desvalorización que nuestro sistema de pensamiento se construye en base al miedo y la baja autoestima, siempre buscaba la validación, con mi mamá, hasta la ropa con la que iba a salir, recuerdo que estaba tan acostumbrada a que ella decidiera todo que cuando tuve que hacerlo sin ella, mi mundo se revolucionó, luego en el colegio, nunca me sentí la ‘estudiante correcta’ y en el mundo laboral tuve una tómbola de buenos y malos jefes, los que me inspiraron a formarme en liderazgo y la comunicación corporativa.

De niña aparentaba ser intrépida, alegre y sagaz, sin embargo en las noches, mi almohada y yo sufrimos juntas, no me sentía amada por mi madre, mucho menos comprendida, huía a los conflictos y esto me forzó a comunicarme siempre con eficiencia, para evitar conflictos.

Algo que llenaba de alegría mis días, era planear los cumpleaños de mis amigos, donde quiera que llegaba sin darme cuenta me convertía en la que “armaba los coros” y siempre siendo una unificadora de grupos.

En la secundaria mi tristeza agudizó, sentía deseos de morir, no salía al recreo y mi estado de humor era muy cambiante, pero una profesora de literatura, trajo a mi vida el mundo de la escritura para que me desahogara entre mis palabras, esto me motivó a estudiar producción de televisión y mi mayor sueño era entrevistar a Ricky Martin.

Una serie de eventos desafortunados y colapsos...

Mis deseos de iniciar y llevarme al mundo por delante con la comunicación, convenció a mis padres que tenían que apoyarme, literalmente pensaban que al estudiar periodismo, iba a la guerra.

Ingresé a un canal de televisión, faltando un mes para graduarme de bachiller y mi vida tomó un sentido más social, mi visión de niña triste pasó a sentirme la mujer que con su trabajo podía cambiar al mundo con lo que escribía a través de las noticias.

Tuve la oportunidad de trabajar con grandes líderes de la comunicación como Juan Bolivar Diaz, Lissette Selma, Rodolfo Espinal, Carlos Julio Feliz, de quienes aprendí la ética y el orden en el trabajo.

Mientras creaba guiones y entraba en el mundo de la producción de televisión, mi deseos era cada día trascender y hacerlo mejor, era una joven con alma vieja y mucha hambre de crecimiento.

Lo inesperado...

 

De repente un nuevo cambio en mi vida se presentaba, me enamoré y empecé a ceder mis sueños, inició la maternidad en un mundo de mucha confusión y en el que sin darme cuenta estaba dando continuidad a un piloto automático que activó un sistema de supervivencia.

En un abrir y cerrar de ojos, pasé a ser parte de las estadísticas mundiales, siendo víctima de violencia intrafamiliar. Lo único que me sostuvo: Mis 3 universos, mis hijos.

Logré una vez más superar una barrera de las que pocas personas se recuperan, en 3 sesiones de terapias, ya estaba lista para retomar la página donde la dejé, continuar en mi empleo de 8 a 5, el modo multitasking se activó, mis sistema de apoyo familiar muy reducido en el que solo contaba con mi madre para apoyarme en el rol de madre soltera, divorciada y colapsada.

Cada etapa que superaba, era una oportunidad que abría y me formaba cada día, mi sueño ser consultora para empresas, me frustraba la forma de liderar que tenían algunos directivos y quería ser esa voz que estuviera detrás apoyándolos a tomar las mejores decisiones, pero nunca daba el paso decía “no tengo tiempo” “llego muy agotada” el cómo iniciar me abrumaba, lo único que tenia, un borrador que llamaba mi “plan de negocios” pero nunca lo prioricé.

El ciclo de “calma” de nuevo se vio afectado, mi madre con cáncer de colon, yo en medio de una licencia quirúrgica, el modo “responder” “solucionar” “enfrentar” otra vez se activó, no tuve tiempo de pensar, estaba en medio de la serie Dr. House y el episodio era “los 101 diagnósticos sorpresas” que ella tenía, nada se esperaba, todo estaba fuera de la estadística médica, mi entrenamiento logístico, gestiono 14 transfusiones de sangre en un sistema país tan débil como el de la República Dominicana, 4 meses en los que aprendí a hacer historia clínica, 11 especialistas, sin darme cuenta el proyecto era la recuperación de la vida de mi madre, pero la realidad es que nada pudo salvarla.

Un vacío sin comprensión llegó a mi, mi nuevo sistema “evadir” “salir” “viajar” “hacer” debía pausar, pero no lo entendí las señales que llegaban, las ignoraba, en menos de tres años, todo se vino abajo, toqué fondo, el más profundo que se puede tener, la depresión, la quiebra financiera y entraba en un nuevo episodio de la película: Una serie de eventos desafortunados, nada de lo que hacía funcionaba.

La transformación y la calma... "Nada es eterno" "Todo pasa y es transitorio" eran mis mantras...

 

Este colapso emocional agudizó mi salud, más la inestabilidad de trabajar en el Estado en la que cada gestión gubernamental trabaja con su equipo y todo se convierte en respirar pura incertidumbre, en cama operada de la columna con 20 implantes, recibo la noticia que por estar más de 90 días licencia, perdía mi bonificación de desempeño, casi entro en modo víctima, pero me hice la pregunta ¿Por qué inicias tu proyecto, lo dejas y no eres constante?

Cuestioné todas mis mentalidades, busqué ayuda e inicié un recorrido hacia el autoconocimiento y la transformación personal, desarrollé hábitos y rutinas que me ayudan a sostenerme constantemente como un ancla que me mantiene despierta y consciente.

Un año de estar en marcha con mi marca personal, encontré el camino de vencerme a mi misma, conversando con el miedo y creando un esquema de apoyo con mi coach Jenniffer Rosa, mentores, consultores y gente linda que está en este trayecto en la búsqueda de ser mejor cada día, para no sentir la soledad y los retos que presenta emprender.

Mi mayor aprendizaje es: Mi tiempo es mi mayor inventario y es un recurso no renovable y quiero que tú aprendas junto a mí sin llegar al colapso.

Cada segundo de mis días, me enfoco en construir marcas con propósito y estructura, mi misión es ayudar a mujeres a trascender llevando sus ideas y su voz a la acción, priorizando su vida antes que la del negocio.

Trabajemos Juntas

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Todos los hábitos que inserté en mi sistema de vida para desarrollar mi negocio.